La digitalización de la economía ha sido vista como una forma de reducir el consumo de energía en muchos sectores, al disminuir el tiempo que se dedica a una tarea. En contraste, la fabricación de dispositivos electrónicos, su multiplicación y el uso intensivo que se les da ha hecho que el consumo de energía de las tecnologías de la información y comunicaciones (TICs) crezca a una tasa anual de 9% desde 2010, de acuerdo con el reporte “Austeridad TIC: hacia la sobriedad digital” publicado por el think tank francés The Shift Project.
De acuerdo con el estudio de The Shift Project, esto se debe sobre todo a la explosión del uso de sistemas de video (Netflix, Skype) y al incremento del consumo y la renovación de dispositivos digitales como los smartphones, los servidores y las televisiones inteligentes. A lo que se suma el que la emisión de gases de efecto invernadero de las TIC respecto del total de las actividades humanas haya aumentado de 2,5% en 2013 a 3,7% en 2018, lo que implica que las tecnologías digitales, ya sea en su producción y en su consumo, hayan emitido 450 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) desde 2013. En comparación, la Ciudad de México emite 43,8 millones de toneladas de CO2 cada año, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente.