Las motivaciones para elegir alimentos incluyen aspectos como, la conveniencia, el placer, sabor, la salud y la rutina; ordenadas por orden de importancia. El contexto de consumo determinará la razón y motivación por la que un consumidor elige un producto, por ejemplo, cuando se consume una fruta con chocolate, el consumidor pasa de un escenario en el que prima la salud a un escenario de placer y sabor.

Esta versatilidad aumenta el número de oportunidades de ser elegido y por ende genera mayores probabilidades de crecimiento. Se observa que mercados en los que las empresas dejan de apalancarse en una única motivación logran crecer un 7% en facturación, en un momento en el que la alimentación apenas logra un incremento del 1,4%.