Las galletas de natilla y empanadas de chiverre de La Zarcereña salieron del horno por primera vez en 1992, con el objetivo de compartir el sabor de la panadería casera con aquellos que visitaban las ferias del agricultor.

A lo largo de 25 años de incesante labor, la empresa de Patricia Durán se mantiene en constante expansión; logró cambiar el horno casero por una planta de producción de 3.000 metros cuadrados, equipada con un laboratorio de muestras de materia prima y un verificador de humedad, y aumentó la cantidad de personal de 10 a 255 personas.